sábado, 7 de mayo de 2011

El silencio de una vida

Siempre he admirado sus silencios;la mayor parte del tiempo las palabras no me dicen nada,asique agradecía que simplemente no dijese nada.

Yo hablaba y ella me escuchaba de la manera más sincera y real que jamás visto.

Le contaba mi sueño recurrente;esperaba que algún día me dijese que significaba,aunque ya lo intuía.

No es alentador soñar que debes ir a un sitio concreto,al que vas habitualmente,y perderte en el camino;perderte por atajos o porque de pronto las calles se convierten en laberintos.Pero necesitaba que ella me lo dijera.

Todo tenia sentido cuando era ella quien lo decía,cuando hablaba llenaba los vacíos con tal delicadeza que parecía poder parar el tiempo.

La sola idea de dejar de oír sus sonrisas me aterrorizaba hasta tal punto que apenas podía respirar,sabia perfectamente que perder a quien adoras es desolador.

Me quedaba en silencio observando su reflejo en el espejo mientras dormía;creo que uniendo todos los minutos de mi vida que gasté de esa manera,se convierten en meses.

Comenzó a llenar los silencios hablando apresuradamente,como si no tuviese horas suficientes para contarme todo lo que pensaba,para intentar guiarme y hacerme la vida más sencilla.

Sabía que en algún momento pasaría,había intentado prepararme para ello.Pero no era fácil levantarme cada mañana y cruzar nuestras miradas sabiéndolo.

Grabé en mi memoria cada situación,inventé situaciones perfectas para ver si engañábamos a la realidad.

Nos pellizcaba para convencerme que aquello no era la pesadilla y la realidad era yo perdiéndome por los mismos rincones cada día.

Pero,casi en el momento señalado;su reloj se paró para siempre y el mio comenzó a no marcar la hora sino los segundos, por lo eterno que se hace estar sin ella.

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